Comenzando con los retratos en fondo negro; donde exploramos las posibilidades de la luz y la sombra, es preciso señalar que nos llevaron a experimentar con la representación de la identidad y la personalidad a través de la fotografía. Cada retrato se convirtió en una narrativa visual única, revelando la autenticidad de nuestros compañeros. La búsqueda de la expresividad en la penumbra nos desafió a explorar las emociones y la conexión visual de manera más profunda mediante la utilización del fondo negro.

 

Las intervenciones fotográficas, como la incorporación de objetos cotidianos a retratos de nuestros antepasados, nos permitieron fusionar elementos de distintas épocas y contextos. Esta práctica creativa no solo fue un ejercicio de conexión con nuestras raíces, sino que también nos llevó a cuestionar y reinterpretar la historia a través de la expresión visual, generando obras ricas en simbolismo y significado.

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Además, nuestras salidas a museos han sido un puente directo entre nuestra educación artística y la riqueza cultural que nos rodea. La interacción con obras de arte en entornos museísticos nos inspiró, ofreciéndonos nuevas perspectivas y enriqueciendo nuestra comprensión del arte en todas sus formas y contextos; desde la pintura clásica a la pintura contemporánea.

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Cada una de estas experiencias, meticulosamente recopiladas en nuestro libro, no solo constituye un testimonio de nuestras habilidades técnicas y creativas, sino que también representa un viaje personal y colectivo hacia la apreciación del arte y la fotografía como medios poderosos de expresión y comunicación. Estamos llevando con nosotros no solo obras visuales, sino también las lecciones valiosas que estas actividades han inscrito en nuestras mentes y corazones, marcando indeleblemente nuestra travesía artística.